jueves, 14 de junio de 2007

El canto de las mariposas

Amanecer nunca había sido tan difícil, era una perturbadora idea de que pasará en el día. Me ponía de pie con las pocas ganas que me quedaban de hacerlo, abría la puerta para aventurarme a un lugar que ya no lo sentía tan mío como antes. Las mariposas dejaban de cantar dentro mío, extrañaba su canto inimaginablemente como jamás pensé que lo haría.

Esa canción era hermosa, iba acompañada de un cosquilleo delicioso que acaloraba todo mi ser. Fui feliz y me agradaba demostrarlo a quien se cruzara en mi andar, todo se desvaneció una vez y ahí aprendí que lo que soñaba tan perfecto y tan mío jamás lo fue.

Podían pasar horas sin que nada me moleste, pero lamentablemente esa paz no era eterna. Yo misma me dejaba vencer por mis demonios, era una súbdita de mis iras, ya no soportaba más, no sabía como acabaría todo, si es que algún día se le ocurría terminar.

Era terrible tan solo pensar que la felicidad era tan efímera, huía de mí como si me encontrara jugando a las escondidas. Si todo hubiera sido tan fácil como un simple juego de niños quizás no me sentiría como hoy. Mis alegrías aparecían cuando menos lo imaginaba y hasta cuando menos deseaba que nacieran.

Ya no sé respirar, ya no sé vivir... todo lo que aprendí murió un día de aquellos y no haré nada por revivirlo. Encontré muchos obstáculos cuando quise hacerlo, moría mi ilusión y una parte mía también se cansaba de luchar. Ya no quiero seguir escuchando, solo quiero que desaparezca todo, que todo sea un nuevo día, una felicidad íntegra y un canto glorioso por esas mariposas que tanto añoro...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Novia eso salió de muy adentro... y aunque debería decirle... cuidado con sus demonios... yo me dejé y dejo llevar por los míos... y mejor aleje a los suyos... reciba a sus nuevos días, gente que la ama y quiere estará siempre con usted... como yo sin importar donde esté... LA ADORO!